Leí de un tirón Cierta Fortuna, con la curiosidad de descubrir una faceta desconocida del autor, la de escritor, y me encontré con un trabajo estupendo en lo literario y tremendamente conmovedor en lo relatado. Es una obra muy importante, más allá del testimonio humano -que también lo es, sin duda-, porque se despega de la dureza de la anécdota para calar hondo en la condición humana...
Pablo Bohoslavsky somete la memoria del pasado a un procesamiento estético: recuerda, recuerda y escribe ¿relatos autobiográficos? La temporalidad propia del relato breve se nutre de un pasado activo, tanto es así que, entre las acepciones de narrar, que proviene de refero, están las de restituir, restablecer, retroceder, volver hacia atrás. Tiempo y memoria intervienen en la construcción de una voz narradora que relata y ordena otras voces, en textos polifónicos.
Cierta fortuna es un libro necesario y oportuno, más allá de toda consideración en el plano estrictamente literario, porque además de una obra literaria es un aporte valioso al campo cultural en general, y especialmente a la vida política y social de nuestro país. Significa un avance sobre los maniqueísmos absolutos, por otra parte ajenos y reñidos con el arte.
Me han invitado a participar de la presentación del libro Cierta fortuna de Pablo Bohoslavky, gesto que agradezco y para hablar de este libro de relatos, creí adecuado tomar como punto de referencia dos conceptos que pertenecen, uno a un escritor y otro a un antropólogo. Lo hago porque entiendo que ambas afirmaciones constituyen en gran medida los ejes que están presentes en Cierta fortuna y porque, creo, me permiten compartir con ustedes mi lectura del libro que hoy se presenta.
© Pablo Bohoslavsky, 2022